lunes, 13 de septiembre de 2010

La sinceridad con patas...

Debería aclarar que, más que sincera, mi persona es bastante claridosa.

Eso debería costarme una nariz rota un día de éstos.

El sentido de la pertenencia se aleja, un ser funcional que lo único que no le furula son las emociones.

El mundo sería tan bonito si fuera dominado por la lástima y la miseria colectiva.

La felicidá, la felicidá... Después de todo, de eso se trata la vida (y el blog)

1 comentario:

  1. Narices rotas, destripados en el Xoco, pero ¡no importa! tú ya dijiste lo que tenías que decir. A veces (casi nunca) la felicidad se encuentra en la sangre de tu nariz que gotea hacia tu playera favorita.

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