sábado, 24 de julio de 2010

Reciprocidad, reciprocidad...

Una de mis muchas teorías abandonadas por la calle de los olvidos y etcéteras...

La vida es deliciosamente recíproca, creo que eso la hace tan trágicamente graciosa.

Estoy en una etapa rara en la que, como un naúfrago, le tengo aversión a mi nuevo panorama. En que puedo fingir que se me dan bien unas cosas y otras no. Unas en las que seguramente no daré mi brazo a torcer y otras en las que mi estoicismo hará de todo.

Y mientras me guste el sazón que tiene mi vida, nada puede malir sal.

Ay, la reciprocidad...

domingo, 4 de julio de 2010

Siempre...

Como dije, soy persona con pocos deseos y expectativas por parte de la vida y etcéteras.

Siempre pensé en una vida amena, lejos de las superficialidades de la vida y aderezada con los detalles de la vida que ninguna persona podría quitarme. ¿Quién puede culparme de querer hallar la felicidad en el fondo de una taza de café, en echarme en el pasto y mirar nubes hasta perder algo de cordura.

Siempre pensé en vivir de algo que no demandase de mis escasas habilidades sociales y con un jefe que apenas y recordase mi nombre (pero eso sí, que sepa que se debe pagar puntualmente un salario) y ya. Ser un bobobot más que entra a tal hora y sale a otra, come y charla con nadie y se va del mismo modo en que vino.

Siempre quise tener mis hobbies en secreto para las personas que me ubican... Ser alguien anónimo con su arte. Y con algo de locura, la genialidad es un tanto de locura al natural.

Y alejarme de la debilidad humana, de sus flaquezas y de cómo mal pone todo para tapar huecos. Una mierda con el mundo...

Y eso, evadir, evadirte, evadirnos... Evasiones.